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miércoles, 13 de marzo de 2013

#15M: transporte público gratuito para las personas desempleadas... ¡por dignidad!

La libertad de movimiento es básica para el ejercicio de otros derechos. Por eso, la falta de acceso de muchas familias al transporte público por su alto precio y los sucesivos recortes aplicados a las prestaciones por desempleo supone una agresión en toda regla a las familias más desfavorecidas. El p?oximo viernes 15 de marzo, la Red por la Dignidad de los Barrios y Pueblos de Madrid llevará a cabo una acción para reivindicar la gratuidad del transporte público para las personas desempleadas y sus familias.  
Al menos 570.039 personas se encuentran en situación de desempleo en la Comunidad de Madrid. Con los sucesivos recortes aplicados a las prestaciones por desempleo y unos “tarifazos” que han disparado los precios del transporte público, este se ha convertido en un “lujo” que no todos se pueden permitir. No son pocas las personas que no pueden pagar el abono transporte para asistir a un curso de formación o a una entrevista de trabajo.
Los colectivos que constituyen la Red por la Dignidad de los Barrios y Pueblos de Madrid, de la que forman parte el movimiento vecinal, las asambleas del 15M... dieron a conocer sus reivindicaciones el pasado 7 de febrero mediante la ocupación simultánea de varias oficinas de “desempleo” de Madrid.
El Plan de Rescate Ciudadano que recoge estas exigencias incluye (ver archivo relacionado) la del trasporte gratuito para las personas desempleadas y sus familias. Para hacer pública esta demanda, que garantizaría la libertad de movimiento de más de medio millón de familias, llevarán a cabo otra acción reivindicativa el próximo viernes 15 de marzo con tres “marchas suburbanas” en las líneas de metro 1, 2 y 3 que desembocarán a las 19h en el intercambiador de la Puerta del Sol. Todos los participantes se darán cita a esa hora en el vestíbulo para continuar allí la protesta.
Con esta acción, la Red quiere también apoyar a las trabajadoras y trabajadores del suburbano, en lucha por el mantenimiento de sus condiciones de trabajo.
Una vez más, el diseño de cada marcha será libre, de manera que cada barrio o pueblo podrá darle el contenido y la estética que más le guste y convenga. Solo hay una premisa clara: el punto de encuentro es a las 19h en el vestíbulo de la estación de Sol para mantener una asamblea abierta sobre cómo continuar actuando en defensa de las personas y cómo levantar la voz de los barrios que enmudezca a los mercados.

domingo, 10 de febrero de 2013

¿Por qué lo llaman crisis social cuando se trata de una estafa hipotecaria?

En este video, tenemos una comparecencia en el congreso de los diputados brillante. Ada Colau, representante de la Plataforma de afectados por la hipoteca, explica en el congreso de los diputados la experiencia de esta plataforma de la sociedad civil y por qué sus propuestas son más razonables que las de las instituciones financieras, que han causado esta crisis con su afán de lucro no limitado por la preocupación por el bien común.


La plataforma estaba presentando en el congreso una inciativa legislativa que es una petición de mínimos, con propuestas que hace tiempo que ya se han aplicado y demostrado su valor en otros países.

viernes, 10 de agosto de 2012

El vicepresidente de la ONU que quiere "ocupar y nacionalizar la banca"

           Procedente de "El Confidencial"

Mete cosas de lucha de clases, y a mí eso de la lucha de clases me genera algunas reservas, pero si entendemos por clase aquello del "somos el 99%", podemos tirar adelante. De todos modos, al menos quiero plantear que tan trabajadoras son las personas a las que se remunera por su trabajo, como las personas que trabajan sin remuneración salarial. Si no tenemos esto en cuenta nos olvidaremos de la situación de las personas que se dedican a cuidar de otras persona, o de las personas que están formándose, o de las personas cuyas contribuciones a la sociedad no son reconocidas por los poderosos. En caso contrario, corremos el riesgo de no criticar el androcentrismo heterosexista y el productivismo. El bienestar pasa también por reclamar el derecho al cuidado (a ser cuidados y a tener tiempo para cuidar).

El vicepresidente de la ONU que quiere "ocupar y nacionalizar  la banca"
Jean Ziegler, vicepresidente del consejo consultivo de la Comisión de DDHH de la ONU. (Reuters)

Iván Gil  23/05/2012   (06:00h)
 
“Vivimos en un orden mundial criminal y caníbal, donde las pequeñas oligarquías del capital financiero deciden de forma legal quién va a morir de hambre y quién no. Por tanto, estos especuladores financieros deben ser juzgados y condenados, reeditando una especie de Tribunal de Núremberg”. Con esta aplastante contundencia despacha Jean Ziegler, vicepresidente del Consejo consultivo de Derechos Humanos de la ONU, su particular análisis del actual momento histórico.

La dilatada trayectoria diplomática de este profesor emérito en la Universidad de Ginebra y comprometido analista internacional, que fue relator especial de la ONU para el Derecho a la Alimentación durante ocho años, impide que le tiemble la voz a la hora de señalar con el dedo inquisidor a los ‘culpables’ de la crisis sistémica. “No puede ser que en un planeta con los recursos agroalimentarios suficientes para alimentar al doble de la población mundial actual, haya casi una quinta parte de sus habitantes sufriendo infraalimentación”. En su último libro Destrucción Masiva. Geopolítica del hambre (Península), que Ziegler presentó ayer en Madrid, pone sobre la mesa una serie de cuestiones molestas de las que otros diplomáticos ni siquiera se atreven a hablar en los pasillos de la ONU. Unas críticas irreverentes que ya ventiló en otros trabajos como El hambre en el mundo, Los nuevos amos del mundo y aquellos que se le resisten, El imperio de la vergüenza o El odio a Occidente.Hay que multiplicar rápidamente las fisuras en el muro capitalista para derrumbarlo y crear un nuevo orden mundial más justo

Su receta para revertir esta situación es, si cabe, tan radical o más que su tesis sobre la generación de las desigualdades: “Ocupar masivamente los bancos, nacionalizarlos y confiscar las arrogantes riquezas robadas por los especuladores financieros”. Una extremista postura que lo lleva incluso a criticar la incapacidad de movimientos de la sociedad civil como el 15M en España u Occupy Wall Street en Estados Unidos. “Reconozco que son símbolos importantes y que han logrado la simpatía de la sociedad, pero todavía son insuficientes para quebrar la actual relación de fuerzas si no desembocan en una huelga general indefinida. Hay que darse cuenta de que en el orden mundial reina una violencia estructural que se debe combatir con una contraviolencia basada en la resistencia pacífica”.

La migración de los grandes fondos especulativos a los mercados de materias primas, principalmente de la agroalimentación, la cual creció exponencialmente en el trienio 2005-2008 como explica Ziegler en su último libro, “es el origen de esta crisis genocida porque han disparado el precio de los alimentos básicos”. A pesar de la ‘destrucción masiva’ conceptualizada por Ziegler, el diplomático exhibe su característico optimismo de luchador a contracorriente y asegura que esta situación creará la conciencia social necesaria para “multiplicar rápidamente las fisuras en el muro capitalista, que acabarán derrumbándolo y creando un nuevo orden mundial”.

La insurrección será por el hambre o no será

El primer paso, explica, es darse cuenta de que “los criminales financieros son el enemigo común de los europeos, de los africanos y del resto de la población que sufre de hambre y desempleo en el mundo. Unos oligarcas que monopolizan los beneficios y privatizan los servicios y recursos”. Para Ziegler, esta toma de conciencia será el advenimiento de una nueva forma de solidaridad internacional entre todos los pueblos, que posteriormente se transformará en un “frente de resistencia intercontinental”. La lucha de clases es absolutamente inevitable porque no se puede mantener el sufrimiento de forma permanente
Un convencimiento “total”, pero que se transforma en duda cuando se le pregunta por los riesgos y los pilares sobre los que se fundará este alzamiento popular. “Es un misterio, no puedo hablar de la revolución porque se trata de la libertad liberada en el hombre y los procesos revolucionarios son imposibles de prevenir porque tienen sus propias leyes y no son conocidas”.

Lo que sí tiene claro Ziegler es que la insurrección, como ha ocurrido en la mayoría de estos procesos a lo largo de la historia, se producirá por el hambre. “La hambruna ya es una realidad en las banlieues parisinas y el pueblo español también está sufriendo la pobreza, como el resto de Europa”. En este contexto, indica, la lucha de clases es “absolutamente inevitable porque las oligarquías capitalistas no serán capaces de reeditar el genocidio americano de los indios, ya que es imposible matar a todo un país como España y hacerle aceptar permanentemente las cadenas”.

“España no debería pagar su deuda porque es delictiva e ilegítima”

Las “cadenas” a las que retóricamente se refiere este diplomático de la ONU estarían impuestas por las políticas económicas de la austeridad, que califica como “absurdas y destructoras”. Los teóricos del neoliberalismo, añade, “nos han hecho creer que hoy en día la austeridad es la única política posible, pero sólo se aplica a la clase trabajadora y nunca a los banqueros. Estas políticas tienen un límite objetivo y no van a resolver los problemas”.

En contraposición a estas recetas neoliberales, Ziegler defiende unas políticas centradas en el crecimiento. Esta es la única esperanza que deposita en los representantes políticos, aunque matiza que de forma “extremadamente leve”. Sus protagonistas no podrían ser otros que François Hollande y Barack Obama. “Ambos deben formar una alianza por el crecimiento basada en la inversión pública, el incremento del salario mínimo, las prestaciones sociales, la búsqueda del pleno empleo y la lucha contra la desindustrialización”.

Para el vicepresidente del consejo consultivo de Derechos Humanos de la ONU estas políticas no son la solución final si no van acompañadas de un despertar de la sociedad civil y, sobre todo, del impago de la deuda. “Los dirigentes españoles deben hacer lo mismo que ha hecho Rafael Correa en Ecuador, es decir, negarse a pagar la deuda, cuya amortización ya es altísima, porque es odiosa e ilegítima. Esto es, se ha creado, en gran parte, por la delincuencia financiera y la corrupción política, sin materializarse en inversiones reales”.

Una perspectiva que lo lleva incluso a cometer el atrevimiento de recomendar a los españoles  que objeten en la declaración de la renta al porcentaje del gasto dedicado a la deuda pública. Una campaña lanzada desde el 15M que califica de “necesaria, inteligente y eficaz”. Todos estos elementos en su conjunto, unidos a la inflación, podrán acabar con las “deudas injustas”.

Refundar la ONU para instaurar un nuevo orden mundial

La Organización de las Naciones Unidas debe tener un papel central en el futuro escenario mundial. Como explica Ziegler, la ONU se fundó con el objetivo principal de defender el interés general de los pueblos y promulgar los principios recogidos en la Carta de los Derechos Humanos. Sin embargo, “los mercenarios han pervertido su papel y destruido su credibilidad moral”. Entre ellos, no duda en señalar al exsecretario general Ban Ki-moon o al presidente del consejo de selección de los relatores, el hondureño Roberto Flores, “quien apoyó el golpe de Estado en su país en 2009”.Los mercenarios han pervertido el papel de la ONU y destruido su credibilidad moral
Para Ziegler, la refundación de esta organización pasa por imprimirle “mucha más democracia” eliminando el poder de veto de las naciones integrantes del Consejo de Seguridad, limpiándola de “golpistas” y eliminando las prebendas del FMI y el BM. El neoliberalismo delictivo, concluye el diplomático, “se cura con política”.

domingo, 20 de mayo de 2012

Reflexión sobre los mossos d'esquadra que sólo llevan una pulsera para identificarse


Copio y pego:

Les mando a continuación un artículo que he hecho sobre algunos aspectos psicosociales en torno a la táctica policial empleada por los Mossos d'Esquadra (agentes sin uniforme con un brazalete identificatorio) en las últimas manifestaciones en Barcelona a partir del 1º de mayo.
Su título es: "La Banda de los Mossos d’Esquadra. Gubernamentalidad del miedo para las movilizaciones ciudadanas, Catalunya, mayo 2012". Lo pueden ver en kaos:
A modo de inicio: El uso táctico generalizado que ha realizado el Cos de Mossos d’Esquadra- policia de la Generalitat (CME) de una simple banda plástica en el brazo para identificar a sus agentes en el control de movilizaciones ciudadanas muestra sin ambages que la delicada calidad democrática del ejercicio de gobierno en Catalunya se deteriora a pasos agigantados y se dirige peligrosamente hacia un abismo totalitario de consecuencias muy negativas para la vigencia de los Derechos Humanos. El miedo del gobernante se constituye como base desde la que se ejerce la gubernamentalidad que se proyecta hacia lxs gobernadxs.

Ojalá les resulte de interés.

viernes, 18 de mayo de 2012

Violencia ilegítima perpetrada por fuerzas del estado de malestar

El Estado se arroga el monopolio de la violencia legítima, y las fuerzas "de seguridad" son las ejecutoras. Ahora bien, ¿qué pasa cuando el gobierno hace las cosas que en la carrera a las elecciones prometió que no haría?

¿Sigue su violencia siendo legítima? Personalmente, no lo creo. Cuando "nuestros" (impuestos como mayoría absoluta pese a haber sido elegidos con sólo un 30% de votantes sobre la población total) gobernantes sirven los intereses de las personas más ricas, cuando sacan leyes que destruyen la educación y la sanidad, cuando sacan leyes que destruyen el empleo en vez de crearlo, dejan de ser legítimos, y también deja de ser legítima la violencia que ejercen sus sicarios, fuerzas públicas puestas al servicio de intereses privados (¡ni siquiera necesitan contratar mercenarios!).

Igual que los medios de comunicación controlados por la derecha sólo sacan los "actos vandálicos" que acontecen durante manifiestaciones pacíficas, también nosotras debemos tomar conciencia de la violencia ilegítima que se está empleando por parte de las fuerzas del Estado de Malestar.







Un poli poniéndole la zancadilla a un transeunte: http://youtu.be/kWj4ffnpKWo


¿esto no os parece prácticamente una agresión sexual? http://youtu.be/tyFafZieGIo

domingo, 25 de marzo de 2012

Abuela grillo

En estos días de preparación para la huelga del consumo, no está de más recordar la problemática del agua... con una bella historia de animación con la que me he reencontrado a través de la cineteca de la asamblea de Carabanchel (http://videotecapopularcarabanchel.blogspot.com.es/)

Abuela Grillo from Denis Chapon on Vimeo.



Corto animado producido en The Animation Workshop en Viborg, Dinamarca, por The Animation Workshop, Nicobis, Escorzo, y la Comunidad de Animadores Bolivianos, el cual tiene el apoyo del Gobierno de Dinamarca.
Animado por 8 animadores bolivianos, dirigido por un francès, musica por la ambasadora de bolivia en Francia, composida por un otro francès, un proyecto danès, ajuda de produccion por un mexicano y una allemana. Adaptado de un mito ayoreo.

Animated short-film produced in The Animation Workshop in Viborg, Denmark. By The Animation Workshop, Nicobis, Escorzo, and the Community of Bolivians Animators and is supported by the Danish Government. Animated by 8 bolivians animators, directed by a french, music by the bolivian embessador in France, composed by another french, a danish project, hepled for the production by a mexican and german. Adaptaded from mito ayoreo

jueves, 8 de marzo de 2012

¡Las mujeres no pagaremos su crisis!

de madrilonia: http://madrilonia.org/2012/03/las-mujeres-no-pagaremos-su-crisis/


La crisis provocada por el sistema financiero está siendo transferida a los estados y estos afrontan el déficit y el crecimiento de la deuda recortando recursos públicos en vez de exigir responsabilidades legales y fiscales a los causantes. Aunque a todos nos perjudica el deterioro de los servicios públicos, las mujeres salimos peor paradas de lo que podríamos llamar la doble privatización: al mismo tiempo que se recortan presupuestos y las empresas privadas acceden a la gestión de los servicios públicos, muchas labores de atención y cuidados retornan al ámbito familiar o a las redes sociales más próximas.
Las mujeres, que en términos generales cobramos menos y tenemos mayores índices de precariedad laboral, somos las que mayoritariamente cubrimos los puestos de los servicios sanitarios, educativos y sociales. La socialización de género y los saberes incorporados en nuestra educación hacen que muchas de nosotras elijamos estudios y profesiones ligadas al cuidado de los demás. Por otra parte, el empleo público nos ha permitido conciliar de manera más sencilla, a través de la reducción de jornada y las jornadas parciales, así como acceder a la baja de maternidad y excedencias para el cuidado de los hijos. Un empleo estable permite autonomía económica, lo que resulta fundamental a la hora de atreverse a una separación o un divorcio. La externalización de los servicios y la precarización del empleo consiguiente nos aboca a trabajos mal pagados, sin derechos e inestables. Toda precarización del empleo, como la animada por la reforma laboral, fragiliza nuestra autonomía y hace imposible la conciliación.
La segunda privatización alude al hecho de que, con menos y peores servicios, muchas de las actividades de cuidados volverán a ser realizadas en el ámbito familiar y esto siempre ha significado más trabajo para las mujeres. Menos guarderías, menos recursos para jóvenes, menos recursos sanitarios para ancianos o enfermos se traduce en mayor presión para las mujeres. Sólo aquellas mujeres con recursos podrán transferir estas tareas a otras personas, que a su vez son mujeres de una clase social más baja y, con mucha probabilidad, de procedencia extranjera. Esto es lo que ha venido ocurriendo en las últimas décadas debido a la incorporación de las mujeres al trabajo asalariado y la insuficiencia del Estado de bienestar con respecto a los cuidados. La transferencia de esas tareas, de mujeres asalariadas a mujeres más pobres en pésimas condiciones laborales las más de las veces, ha ocultado temporalmente el problema de fondo de nuestra sociedad: la crisis de los cuidados y la invisibilidad de las tareas de reproducción de la vida.
Como dice la economista Amaia Orozco[1], “el mercado laboral se sustenta sobre una base de relaciones y trabajos no mercantiles, una esfera social que está más-acá-del-mercado, que es la que genera de forma cotidiana y generacional la mano de obra y sostiene la vida en su conjunto”. Todos estos trabajos permanecen ocultos en la ciencia económica y sus instrumentos de medida (PIB, población activa…) a través de su naturalización como “trabajo propio de las mujeres hecho por amor”. La exclusión tradicional de las mujeres del salario (con leyes que impedían su autonomía legal y laboral) permitió al capitalismo expandir inmensamente «la parte no pagada del día de trabajo», y usar el salario (masculino) para acumular trabajo femenino. En nuestros días, la incorporación de las mujeres al empleo asalariado no ha servido para visibilizar y valorizar esos trabajos, realizados de forma gratuita o mal pagados, sino que sigue sin reconocerse el papel fundamental que tienen en el sustento de las sociedades. Las feministas italianas[2] de los setenta llevaron a cabo numerosas campañas por el “salario doméstico” como forma de reivindicar una retribución de todas esas tareas imprescindibles para la vida. Muchas otras mujeres escaparon de modelos familiares que conllevaban la asfixia personal y la minusvalorización social.
Todos y todas somos vulnerables, nadie puede evitar la vejez y la enfermedad, ya sea propia o de la gente querida. Las formas de vida que llevamos, muy individualizadas en tiempos y espacios en el día a día, imposibilitan o dificultan muchísimo cualquier forma más comunitaria del cuidado, haciendo recaer la responsabilidad en unidades familiares muy reducidas lo cual va en detrimento de la calidad del cuidado y de la salud de los que son atendidos y de los cuidadores. Los cuidados son una esfera común, un trabajo socialmente útil que apenas está reconocido por las administraciones públicas a través de la insuficiente Ley de dependencia y que la mayoría del sector privado sólo contempla como negocio. Necesitamos poner en primer plano esas relaciones afectivas consustanciales a la vida y la sociedad. Y necesitamos que sean asumidas de forma colectiva, no como una “cuestión doméstica” o una “responsabilidad de las mujeres”.
La crisis, también conocida como estafa, ahonda la alarmante crisis de los cuidados que ya existía en la época alcista. La precarización generalizada y los recortes de servicios públicos hacen más difícil todavía una vida digna de tal nombre. Las mujeres, madres o sin hijos, lesbianas, transexuales, universitarias, limpiadoras, negras y latinas, no vamos a pagar su crisis. El trabajo de cuidados, como tantos otros no pagados e imprescindibles para la sociedad, debe ser retribuido, por ejemplo, a través de una Renta Básica que garantice el derecho a cuidar y ser cuidado. Servicios públicos amplios son el mejor símbolo de que la sociedad reconoce que los cuidados competen a todos. Pero parar los recortes sólo es posible si entre todos y todas volvemos a dotar de contenido el papel de lo público en la sociedad. No vale decir que no hay dinero, vivimos en el momento con mayor riqueza de la historia. Tampoco sirve oponerse sin tratar de mejorar lo que hay. Defender lo público significa hoy exigir una gestión democrática de la salud y los cuidados, de la educación y el conocimiento.
Los políticos repiten que la prioridad es sanear el sistema financiero y que los ajustes son necesarios para que en unos años volvamos a crecer. Nos piden sacrificios con la promesa de que algún día estaremos mejor. Pero la crisis de los cuidados que vivimos no está en su agenda. No podemos quedarnos sentadas. Ahora más que nunca es necesaria una reorganización del trabajo y la vida que permita un desarrollo social equitativo e impida la acumulación de unos pocos sobre la riqueza que todos y todas generamos. Nosotras también somos legión y estamos en todas partes. No pagaremos su crisis.
8/03/2012
Mujeres de Madrilonia.org
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Notas:
[1] Amaia Orozco y el Feminismo de los cuidados en economiacritica.net.

miércoles, 7 de marzo de 2012

Abogo porque el femenino genérico se convierta también en regla

Respuesta al artículo “Sexismo lingüístico y visibilidad de la mujer”, de Ignacio Bosque, publicado en El País el 4 de Marzo de 2012 (http://cultura.elpais.com/cultura/2012/03/02/actualidad/1330717685_771121.html)

-lo escribí a una persona que me pidió mi opinión al respecto, pero me pareció que valía la pena pegarlo aquí también-.

Entiendo que el argumento central del texto del texto es que a su autor le parece que el masculino genérico (que supone que si se usa el masculino se incluye a toda la población) es correcto según las lingüistas y el hecho de que se ponga en duda este hecho cuando se elaboran guías sobre el uso de la lengua sin contar con las lingüistas lo que demuestra es que si no eres lingüista no tienes ni idea (ni derecho a opinar) sobre la lengua española. Por ejemplo dice:

"Hay acuerdo general entre los lingüistas en que el uso no marcado (o uso genérico) del masculino para designar los dos sexos está firmemente asentado en el sistema gramatical del español, como lo está en el de otras muchas lenguas románicas y no románicas, y también en que no hay razón para censurarlo."

¿Qué pienso yo de esto? Bueno, voy a ir un poco a trompicones en mi respuesta...

Para empezar, ante el argumento de que las expertas (en su caso las lingüistas) saben más que las profanas, podría contestar que también estaban todas las juristas de acuerdo en que la esclavitud era una condición natural para las esclavas, hasta que unas cuantas personas empezaron a cuestionarlo. Que todas las lingüistas consideren no machista el masculino genérico (y no creo que sean todas), para mí es indicativo de una cierta educación, pero precisamente si como lingüistas detectan que cada vez más se usa también el femenino genérico, tendrán que cambiar la norma lingüística, no decirle a la sociedad que no cambie...

Yo en esta respuesta he optado por el femenino genérico, para hablar de todas las personas (varones y mujeres), voy a usar siempre el femenino. ¿Se te hace raro? Si la respuesta es sí ¿Por qué? Porque en el cole te dijeron que el masculino engloba a hombres y mujeres y que el femenino sólo concernía a las mujeres. Pues bien, eso es una cuestión de educación.

Y sin embargo el autor, prácticamente al final del texto dice que le parece bien "sacrificar la visibilidad a la naturalidad y a la eficacia". Y me pregunto ¿por qué nos resulta "natural" (no es baladi esta palabra) el masculino? ¿Es más natural el hombre que la mujer? Ese es el androcentrismo al que se refieren las personas que exigen reflexionar sobre los usos del lenguaje. Yo no estoy de acuerdo con muchas cosas que dice este señor, pero a mí me parece bien que haya estos debates aunque sólo sea para poder hablar de estas cosas, y me parece bien que este señor escriba este artículo con el que no estoy de acuerdo porque te ha llevado a ti a preguntarme y a mí a poder contestar. Y luego cada una usaremos la lengua como querramos...

En estas guías que el cita proponen decir los niños / las niñas, o l@s niñ@s, bueno, en mi círculo usamos la x en lugar de a/e/o (lxs niñxs), a mí me gusta porque es provocativa. Me lo parece porque es impronunciable, de modo que cada vez que te la encuentras reflexionas sobre qué usarías normalmente, y te vas dando cuenta de que normalmente usarías el masculino, y ya de paso de que también puedes usar el femenino... Para mí lo importante es el tomar conciencia. Y creo que las hablantes tenemos poder (en ciertos contextos, en esta carta sí, pero no en unas oposiciones, por ejemplo) para ir usando la lengua de manera distinta, y que es el trabajo de las lingüistas el empezar a consignar estos nuevos usas de las hablantes, hasta cambiar la norma general (las madrileñas hemos logrado que el leísmo deje de ser falta ortográfica).

Mientras se abra el debate, todo va bien, el problema es querer acallar el debate lingüístico y así, acallar el debate social respecto a las situaciones de los varones y las mujeres en el espacio social. Eso supondría negar a las personas la oportunidad de reflexionar sobre sus propias prácticas y cómo los roles de género que les adscribe la sociedad pueden estar condicionándoles para tomar decisiones con las que no tienen por qué estar contentas (tan malo me parece que una mujer tenga que ser la que renuncie a trabajar para cuidar de las hijas, como que un varón pueda estar mal visto por sus iguales si toma esta decisión en lugar de dejar que la tome su mujer -y aquí ya estoy presuponiendo que las hijas han nacido en una pareja heterosexual que cohabita, lo cual es parte de lo que desde la perspectiva del género se llama el sistema de sexo-género, pero de eso si quieres te hablo en otra ocasión-).

Lo cierto es que este texto me parece indicativo no de simple interés por un uso “correcto” de la lengua, sino de una auténtica lucha de poder, en el que un ‘experto’ (un lingüista catedrático) quiere decir que sin la aprobación de las lingüistas, las hablantes estarán cometiendo injusticias contra la lengua –aunque en otro lugar reconoce que la lengua cambia, él mismo dice que el diccionario de la RAE va cambiando y cada vez quedan en él menos vestigios de machismo lingüístico). Le parece mal que hayan sido feministas y políticas las que hayan elaborado guías sobre el uso de la lengua (que sinceramente no conozco) en las que digan qué es machista y que no. Pero es que la lingüistica, como muchas veces el derecho, va a remolque del cambio social, porque estudia cómo se usa la lengua (y a partir de ahí elaboran normas para las nuevas parlantes de la lengua –ya sean niñxs o extranjerxs-).

A mí personalmente, que afirmen las lingüistas que el masculino genérico no es machista, me parece risible, ya que también se puede hablar de personas (ejemplo "las personas trabajadoras" en lugar de "el trabajador") o directamente hablar en femenino genérico, como estoy haciendo yo aquí o como se hace en la asamblea de mi barrio. Por ejemplo, yo he leído artículos en la universidad en los que, las autoras utilizan indistintamente el femenino y el masculino en plural para referirse a varones y mujeres (avisando al principio, claro), y lo cierto es que al principio choca pero luego te acostumbras.

De modo que, sigo insistiendo, para mí lo que merece preguntarse es por qué consideramos que el hecho de que los hombres se sientan excluidos del femenino genérico y que las mujeres se sientan incluidas en el masculino genérico es algo “natural” que hay que respetar, en lugar de tomar conciencia de que proviene de un aprendizaje social y hacer lo que consideremos más apropiado. Quizás llegará el día en que todos los varones puedan decir sin que cause extrañeza “nosotras” para referirse a un grupo mixto, hasta entonces, bienvenida sea la discusión acerca del uso del masculino o el femenino en el plural o en el genérico.

A nivel retórico, hay mucho que decir sobre el artículo. Para empezar, que está escrito por un lingüista que además es catedrático. Un hombre moderno, capaz de reconocer sin tapujos que es cierto que la discriminación hacia la mujer es un hecho en nuestra sociedad y que existen comportamientos verbales sexistas. Y a la vez, una persona que habla desde su posición social. Se nota cuando pone ejemplos.

Un caso especialmente llamativo es cuando dice que no va a entrar en algunos temas, y a continuación empieza a contar un montón de anécdotas que generan opinión en la lectora, lo cual me parece un tanto deshonesto, porque puestos a contar anécdotas que no lo firme como catedrático y si no va a dar datos representativos de la sociedad española, que no entre en anécdotas de su círculo de amistades. Porque ¿a qué mujeres conoce este catedrático lingüista? Si yo me creyese que mis amigas son representativas de la población española, eso significa que todas las españolas hablan entre dos y tres idiomas y que al menos la mitad de la población tiene o va a tener en los próximos años un título de doctora.

Lo cierto es que tampoco las mujeres somos un colectivo homogéneo, el factor clase o fenotipo puede ser tan importante como el género, por no mencionar la sexualidad. También hay negras en EEUU que se han beneficiado del sistema de cuotas que ahora afirman que la igualdad está conseguida y dicen que ya no hace falta, legitimando la discriminación. Igual que Victoria Kent fue la portavoz de las socialistas a la hora de hablar en contra el voto femenino durante la República. No es nada nuevo que miembras privilegiadas de un colectivo discriminado lleguen a promover la discriminación para mantener sus privilegios individuales...

Para mí el español es un idioma que para algunas cosas se queda corto. Por ejemplo tiene sólo masculino y femenino, cuando otros idiomas tienen también el neutro (en el caso del inglés, el plural no tiene género (people), y en el alemán es un caso propio, cuya declinación recuerda más al femenino que al masculino, pero que es el caso “plural” y no distingue cuando son todo varones, todo mujeres, o cuando es mixto). Es decir, es un idioma que ya condiciona una mentalidad dicotómica, y que el masculino sea el genérico, no creo que sea fruto de un debate social o de la casualidad, y mucho menos de la “naturaleza”, sino de que las mujeres históricamente han estado, incluso en la ley, supeditadas a los varones.

Afortunadamente eso poco a poco va cambiando, ahora somos miembros dobles de la sociedad: tenemos una identidad igualitaria con los varones en lo laboral y como ciudadanas, y tenemos otra, como mujeres que hace que siga recayendo sobre nosotras el peso de los cuidados (las que se salvan de esto suele ser porque subcontratan a otras mujeres). ¿Y los varones? ¿Han asumido su responsabilidad como cuidadores? Las personas que se quejan de que las jueces concedan la custodia normalmente a las madres, ¿protestan cuando las estadísticas dicen que las mujeres buscan jornadas remuneradas más cortas para ocuparse de las hijas? ¿O de que busquen empleos más cerca de sus casas (supeditando este criterio a la remuneración e incluso la calidad del empleo) por la misma razón?

Antes preguntaba por qué (o cómo) las mujeres hemos aprendido a no sentirnos excluidas con el masculino genérico pero a los varones les suena excluyente el femenino genérico. Ese es un proceso de aprendizaje social, y me consta que los varones son capaces de sentirse incluidos cuando se habla en femenino. Así que ¿cómo se atreve nadie a afirmar que el masculino genérico no es machista, cuando supone asumir que las mujeres se sientan incluidas en el masculino, a la vez que los varones se sientan excluidos cuando se habla en femenino? ¿No tiene que ver con que las mujeres hayan tenido que aprender las reglas de ser mujeres y de ser “hombres”, mientras que los varones solo las de ser “hombres”?

Es un asunto importante y que está teniendo sus consecuencias sociales. Y el mundo universitario no es un buen referente porque precisamente las mujeres universitarias son las que más tarde se casan o no se casan en absoluto, las que más posponen e incluso renuncian a la maternidad y las que, gracias a sus sueldos, más a menudo pueden permitirse subcontratar los cuidados. No es un buen referente porque las mujeres universitarias no son representativas de la mayoría de mujeres hispanas (que es el caso que nos ocupa, ya que hablamos del español).

Otro tipo de ejemplos que da es el de las mujeres que se posicionan diciendo que no quieren cuotas y que se sienten incluidas en el masculino genérico. Bien, esas son mujeres que se han adaptado a las reglas del juego androcéntricas. Pero entonces, ¿qué tenemos que hacer con los varones que usan el femenino como plural en el que se sienten incluidos? ¿Ellos no cuentan nada cuando cuestionan la lógica androcéntrica? Entiendo que el lenguaje español tiene limitaciones, pero lo que parece proponer este señor es que las hablantes no lo cambien para adaptarlo a los cambios sociales, a pesar de que es precisamente a través de esos cambios como evolucionan las lenguas.

Incluso al final, cuando termina con una serie de dudas sobre corrección, lo plantea como un efecto perverso de estas guías y propuestas del cambio en la expresión, pero es que a mí en 2º de bachillerato me seguían haciendo ejercicios de corrección, donde tenía que decir que lo gramaticalmente correcto era que si había un solo varón en un grupo de 10 personas, se usase el masculino. Es decir, que el problema lo han empezado las lingüistas con sus normas, y lo que se está generando es un discurso alternativo al de las expertas (igual que en medicina se reclama un parto no patologizado, y lo reclaman las mujeres frente a las "expertas" médicas.

Yo no soy una persona que me preocupe realmente por esto (de hecho aquí me he tenido que esforzar para usar el femenino como plural o como genérico), a menudo se me escapará el masculino genérico por puro hábito, pero el que venga un varón, catedrático y lingüista a decirme que es “natural” que me salga usar el masculino genérico, y que eso no es machista me parece de chiste.

¿Mi contrapropuesta? Bien, que nos nos ofendamos antes el masculino genérico, pero que empecemos a usar indistintamente también el femenino genérico y que sea igualmente correcto. Que en las clases en las que se enseña esto del plural se discuta sobre qué significa un genérico masculino, que lxs niñxs (y las adultas) se sientan libres de decidir qué quieren usar, y que todas se sientan incluidas en cualquiera de los casos. Y que las lingüistas hagan su trabajo e investiguen los nuevos usos y redacten nuevas normas a partir de los nuevos usos, en lugar de repetirnos una y otra vez que la norma que escribieron sus antecesoras cuando lo “natural” era el heteropatriarcado ya están escritas y que no hay ninguna necesidad de cambiarlas. Y como hablantes, que exploremos la lengua, probemos distintas posibilidades, nos inventemos las que nos parezcan oportunas y que consideremos el lenguaje una herramienta que se adapta a los cambios sociales, y no nos creamos que es un corsé que nos dificulta pensar las complejidades en las que andamos metidas.

De hecho, el mejor texto que haya leído yo sobre cómo el uso que se le puede dar al control del lenguaje para controlar el modo que nos relacionamos con la realidad, está en el libro 1984. Copio un fragmento:

“En el fondo de tu corazón prefieres el viejo idioma con toda su vaguedad y sus inútiles matices de significado. No sientes la belleza de la destrucción de las palabras. ¿No sabes que la neolengua es el único idioma del mundo cuyo vocabulario disminuye cada día? (...) ¿No ves que la finalidad de la neolengua es limitar el alcance del pensamiento, estrechar el radio de acción de la mente? Al final, acabaremos haciendo imposible todo crimen del pensamiento. En efecto, ¿Cómo puede haber crimental si cada concepto se expresa claramente con una sola palabra, una palabra cuyo significado esté decidido rigurosamente y con todos sus significados secundarios eliminados y olvidados para siempre?”

Yo a veces tengo cuidado con emplear explícitamente el femenino y a veces no tanto. Hay contextos en los que sé que puedo decir “estimadxs compañerxs” y contextos en los que sé que no puedo. Y todo eso me dice mucho sobre la gente con la que me relaciono y sobre los contextos en los que me muevo. Si de recurrir a las anécdotas se trata, yo (otro caso anecdótico) no entiendo por qué es importante reivindicar el masculino genérico, cuando mis compañeras de trabajo, mis amigas y mis vecinas, no tienen problema alguno con el femenino genérico ni con las duplicidades. Y a la vez, me parece fantástico que ese señor lingüista y catedrático, reivindicando la neutralidad y naturalidad de ese masculino genérico, me haya dado una oportunidad para pensar en todas estas cosas y exponerlas, porque lo que sí me importa es que podamos hablar sobre lo que nos preocupa y explorar nuevas soluciones.

lunes, 5 de marzo de 2012

No es solo un ataque al trabajo, es un ataque a la vida

Procede de: http://www.pikaramagazine.com/?p=5339

Artículo de Amaia Orozco sobre la reforma laboral

Enviado por Pikara Magazine el 2 Marzo , 2012 Sin comentarios
19F Manifestación en Madrid contra la reforma laboral

Manifestación en Madrid contra la reforma laboral./Gaelx

Amaia Orozco, militante feminista y economista

El junio pasado, cuando se conocieron las retribuciones de los tres máximos ejecutivos de Bankia, calculábamos que una persona que cobrara el salario mínimo debería reencarnarse siete veces (con sus respectivas vidas laborales de 37 años bien completitas) para cobrar lo mismo que Rato en un año. Esto era antes de la reforma laboral. Con la nueva reforma el resultado podría ser espeluznante pero, peor aún, es incierto, porque si algo trae consigo la reforma es incertidumbre.

El capitalismo heteropatriarcal se asienta sobre una contradicción estructural e irresoluble entre garantizar el proceso de acumulación de capital y garantizar los procesos de sostenibilidad de la vida. Esta última reforma laboral es una vuelta de tuerca más en el descaradísimo escoramiento del Estado hacia los intereses del capital

Este ejemplo tan simplón es sin embargo elocuente de la perversidad de fondo: en un contexto en el que hay medios más que suficientes para garantizar condiciones de vida dignas, las vidas están bajo amenaza permanente. Y la rebaja cosmética del sueldo de altos directivos no altera el dibujo de conjunto.

El descarado escoramiento del Estado

La reforma laboral se enmarca en un amplio conjunto de medidas puestas en marcha como supuesta reacción a la crisis. Estas medidas están implicando un durísimo ataque a las condiciones de vida de la población, en la búsqueda de recuperar las tasas de acumulación de capital.

El capitalismo heteropatriarcal se asienta sobre una contradicción estructural e irresoluble entre garantizar el proceso de acumulación de capital y garantizar los procesos de sostenibilidad de la vida. El Estado (en sus diversos niveles, infra y supra nacionales) es hoy por hoy el principal mecanismo colectivo para gestionar esta tensión. El Estado de bienestar se presenta expresamente como el intento de conciliar lo irreconciliable: garantizar condiciones de vida dignas en un contexto de primacía de la lógica de acumulación. Esta última reforma laboral es una vuelta de tuerca más, de suma gravedad, en el descaradísimo proceso de escoramiento del Estado hacia los intereses del capital. No es un ataque al trabajo, es un ataque a la vida misma, un ataque al buen vivir.

La mediación por la que el Estado del bienestar interviene en el conflicto que se da entre capital y vida puede tomar varias formas, y todas ellas están en caída libre: Los ataques a sus cuatro pilares (sanidad y educación públicas, sistema de pensiones y el más simbólico que real sistema de atención a la dependencia) suponen una dejación inexcusable de la ya de por sí escasa responsabilidad asumida por el Estado para proporcionar recursos para la vida. La reforma laboral es un paso de gigante en la pérdida de las limitaciones que, en forma de regulación colectiva de las condiciones laborales, se imponían a la actuación desbocada de la lógica de acumulación de capital.

La noción de que el conjunto social es dependiente de un sacrificado sector que trabaja es falsa. La economía depende de toda una red no mercantil de generación de recursos, de garantía cotidiana del bienestar

Al mismo tiempo, en la medida en que degrada la contribución de las empresas a la seguridad social, hace que estas vayan perdiendo de vista toda noción de que de alguna forma deben pagar a cambio de disponer cada día de nuevas camadas de trabajadorxs lavadxs, planchadxs y plenamente disponibles. Más aún, la lógica de acumulación permea lo público al introducirse la posibilidad de despidos colectivos justificados por motivos de insuficiencia presupuestaria. ¿Por qué un organismo público debe ser rentable en términos de acumulación? ¿No se trata de que sea rentable en términos de sus resultados de bienestar?

Tensiones absorbidas en el más-acá-del-mercado

El proceso que estamos viviendo de socialización de los riesgos del capital implica simultáneamente un proceso de individualización de los riesgos vitales, en el que cada quien quedamos al albur de los recursos que tengamos privadamente disponibles: ingresos monetarios y redes familiares y sociales. La tendencia a la desaparición de los mecanismos públicos para gestionar la vida implica un estrechamiento del nexo calidad de vida-posicionamiento individual en el mercado, a la par que se produce un proceso brutal de desregulación del mercado laboral.

Con la reforma, el conjunto de los trabajos se asemejan cada vez más en sus condiciones a los trabajos históricamente asignados a las mujeres en el ámbito doméstico: remuneración inexistente o incierta, falta de acceso a derechos sociales, carencia de regulación y de negociación colectiva de las condiciones laborales, individualización de la relación salarial, entre otras. Los mercados precisan de trabajos y sujetos invisibilizados

Esto implica que se pone una presión cada vez mayor en algún lugar que no es ni el mercado, ni el Estado para resolver la vida, para generar bienestar. El ajuste, en última instancia, se produce en los hogares (en sus diversos tipos), donde se hace lo imposible para compensar lo que ya no alcanzamos con el salario y lo que el Estado deja de proporcionar, así como para poner las condiciones necesarias para que la gente pueda entrar y salir, con salud física y emocional, a un mercado laboral donde cada vez se exige más a lxs trabajadorxs que se asemejen a ese modelo imposible de sujeto absolutamente atomizado que no tiene ni necesidades de cuidados propias ni responsabilidad alguna sobre los cuidados ajenos, sino plena disponibilidad para la empresa.

La noción perversa que va calando de que el conjunto social es dependiente de un escueto y sacrificado sector que trabaja (o sea, está en el mercado) es falsa. La economía es una realidad de interdependencia social. El ajuste se da mediante un conjunto de relaciones y trabajos no mercantiles, una esfera social que está más-acá-del-mercado (esto es, en conexión más directa con el bienestar), ahí se sostiene la vida en su conjunto, se regenera de forma cotidiana y generacional la mano de obra que va al mercado, y se absorbe el ataque a las condiciones de vida que esta reforma implica.

Sin todo lo que existe más acá que el mercado, no hay trabajadorxs y mucho menos, empresas. Y es que, más allá, este más acá muestra que no somos la gente quienes dependemos de las empresas (para que produzcan o para que nos den empleo con cuyo salario poder consumir), sino, al contrario, las empresas las que dependen de toda una red no mercantil de generación de recursos, de garantía cotidiana del bienestar, y de reajuste último de la economía.

La reforma es también una vuelta de tuerca en el proceso ya en marcha de domesticación o feminización del trabajo, por el cual el conjunto de los trabajos se asemejan cada vez más en sus condiciones a los trabajos históricamente asignados a las mujeres en el ámbito doméstico: remuneración inexistente o incierta, falta de acceso a derechos sociales, carencia de regulación y de negociación colectiva de las condiciones laborales, individualización de la relación salarial, entre otras. En última instancia, esto muestra cómo el proceso voraz de acumulación en los mercados precisa de la existencia de trabajos y sujetos invisibilizados para seguir en marcha. Y cuando hablamos de invisibilidad nos referimos, finalmente, a carencia de voz y poder para cuestionar el sistema.

Conflicto social ante la precarización de la vida

Esta reforma va a implicar un aceleramiento de un tripe proceso que ya estamos observando: (1) Un incremento de diversas dimensiones de la precariedad en la vida, es decir, de la inseguridad en el acceso sostenido a los recursos necesarios para satisfacer las expectativas materiales y emocionales de la gente (precariedad que excede la laboral, si bien ésta es una de sus causas más directas). (2) Un aumento de las situaciones que pasen de la precariedad a la exclusión y, en este sentido, la expansión de un fenómeno de crisis de reproducción social. (3) Una profundizacion del proceso de hipersegmentación social, esto es, de multiplicación de las desigualdades sociales y de complejización de las vías por las cuales se producen diversas formas de exclusión de la ciudadanía económica y social.

Nombremos tres urgencias: vigilar que no se normalice el proceso de degradación de las condiciones vitales e incremento de la desigualdad; visibilizar el profundo conflicto capital-sostenibilidad de la vida, y situar como reivindicación prioritaria el reparto justo de todos los trabajos, los pagados y los no pagados

En este contexto, muchas son las urgencias, pero nombremos al menos tres: Primero: mantener una vigilancia permanente para evitar la normalización del proceso de degradación de las condiciones vitales e incremento de la desigualdad. Están acaeciendo profundos cambios que debemos identificar y no asumir como normales. Segundo: crear conflicto. Sin entrar a debatir si en algún momento fue una estrategia útil, es hoy evidente que la ficción de la paz social está escondiendo una realidad de fuerte desigualdad de poder al negociar las condiciones de vida. Es imprescindible visibilizar el profundo conflicto capital-sostenibilidad de la vida como una tensión estructural e irresoluble que está agudizándose. En este sentido, no parece que el mercado laboral sea el sitio más estratégico desde el que visibilizar este conflicto, tampoco hacerlo desde un sujeto político reconocido como interlocutor por su papel en el proceso de acumulación (sindicatos); sino desde las esferas más invisiblilizadas. Ahí es donde el conflicto se ha absorbido históricamente: los trabajos no remunerados y atípicos, la vida cotidiana en su conjunto, el más-acá-del-mercado que sostiene al mercado.

Tercero: situar como reivindicación prioritaria el reparto justo de todos los trabajos, los pagados y los no pagados, partiendo de la reivindicación de la reducción de la jornada laboral, pero yendo más allá de ella. De entre la inmensa cantidad de horas destinadas al empleo, es preciso dilucidar cuáles son las dedicadas a trabajos socialmente necesarios (que generan bienestar), y las malgastadas en realizar un trabajo alienado, que permite obtener ganancias, pero no genera bienestar. El trabajo socialmente necesario debemos ponerlo a funcionar fuera del mecanismo de mercado capitalista, bajo otras lógicas económicas que no pasen por la acumulación de capital. El trabajo alienado, mientras sigamos siendo esclavxs del salario, resulta imprescindible, pero debemos tender a su eliminación.

Es necesario un rechazo muy duro a esta reforma laboral, porque es una escandalosa vuelta de tuerca en el frontal ataque a las condiciones de vida de la población como medio para recuperar las tasas de acumulación de capital.